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sábado, 8 de febrero de 2014

OTRO GRAN INCENDIO CALCINA UN PARAJE DE GRAN VALOR EN LA SIERRA CALDERONA

La Calderona volvió a sufrir la noche del jueves al viernes un nuevo atentado contra su riqueza paisajística. Entre las zonas más afectadas se encuentra el paraje de Santo Espíritu, uno de los más emblemáticos de la comarca, que se ha llevado la peor parte del incendio.

En esta ocasión los municipios afectados pertenecen a la comarca del Camp de Morvedre, que vieron cómo el fuego arrasaba gran parte del patrimonio natural de las localidades de Gilet y Albalat dels Tarongers, y amenazando a los términos municipales de Segart y Estivella, en lo que ha sido considerado por algunos como uno de los incendios más devastadores de su historia de esta zona.

El fuego, se inició a punto de llegar a las diez de la noche del jueves y los fuertes vientos ayudaron a su rápida extensión. La magnitud del fuego hace aún dificil esclarecer que ha pasado, pero los vecinos de las zonas afectadas apuntaban a la existencia de tres focos diferenciados, con lo que todo el mundo, incluido los alcaldes de la zona, dan por hecho que se trata de un incendio provocado. Esta teoría se refuerza con lo aún reciente que está el incendio que ha asolado las montañas de Segorbe durante los últimos días.

Ante la amenaza del fuego, se tuvieron que desalojar cerca de 400 personas de las urbanizaciones del Pla de La Venta, Balcó de Penya, y Santo Espíritu, y poner en alerta a los frailes del monasterio del Santo Espirito, todo ello en el municipio de Gilet. De hecho, según confirmaban vecinos de esta población de La Baronía, se desalojó a la población que hay más allá de la rotonda que se encuentra en la salida del pueblo y que da acceso a Santo Espíritu. Prácticamente nadie durmió esa noche en Gilet, tanto por el drama como por la necesidad de estar atentos ante cualquier cambio de viento que obligara a desalojar el casco urbano.

En similares experiencias se han movido los vecinos de Albalat dels Tarongers, al tenerse que evacuar toda la parte posterior de la zona de La Venta y Bellavista. El dispositivo de emergencia implicó también a la policía local de Sagunto, cuerpo que envió agentes hasta la zona para controlar que la gente no se acercara hasta las zonas en llamas, y ayudar a la evacuación de personas. También la Unidad Militar de Emergencias ha prestado colaboración para evacuar a los vecinos, alguno de ellos con movilidad reducida. Sólo han sido atendidos 15 vecinos, porque la mayoría se ha refugiado en casas de familiares.

En las vecinas Estivella y Petrés, donde no se ha confirmado que hubiera desaolojos, tampoco se ha podido conciliar el sueño ante la gravedad de la situación. Según confirman vecinos de Petrés, la ceniza ha cubierto parte de las calles de este municipio.

La evulución y lucha contra el fuego

Los servicios de emergencia recibieron el aviso a las 22:32 horas, desplazando inmediatamente siete dotaciones de bomberos de los parques de Sagunto, Pobla de Farnals, Paterna, Torrent, Requena y Burjassot. Desde la Diputación de Valencia se han enviado seis brigadas de IMELSA, y la magnitud del fuego fue tal que la misma directora General de Emergencias, Irene Rodríguez, acudió a la zona para establecer desde allí el centro de operaciones de los servicios de coordinación valencianos, y pedir a Cruz Roja que habilitara el centro cívico para acoger a los desplazados que no tuvieran dónde pasar la noche. El hecho de ser noche cerrada impidió la participación de los medios aéreos que se hubieron de incorporar durante esta mañana.

Las tareas de extinción durante toda la noche se centraron en el control del perímetro, ya que las llamas se estaban extendiendo por rapidez por las fuertes rachas de viento que amenazaban la Sierra Calderona y a los municipios vecinos de Albalat dels Tarongers y Segart. Y a fe que lo lograron, pues por la mañana, a las
10:00 h. el incendio estaba perdiendo fuerza y se empezaba a controlar.

A esa hora se sumaban a las labores de extinción seis medios aéreos, que unidas a las 10 brigadas y bomberos de la provincia de Valencia iban refrescando el perímetro para evitar que el viento (se había decretado el nivel Naranja), revivase el fuego. El trabajo de coordinación de los numerosos medios participantes en la extinción del incendio fue impecable y muy efectiva consiguiendo, pese a las condiciones atmosféricas adversas, atajar todos los frentes y evitar que llegara a zonas pobladas.

Paralelamente a las tareas de extinción, se iniciaban las pesquisas para esclarecer las causas del incendio. La investigación sigue dos líneas: negligencia o intencionalidad, y el personal científico y técnico estuvo estudiando el posible foco y causas del inicio del fuego, que harán público cuando terminen su investigación.

A media tarde se informaba desde los servicios de emergencias que el incendio ya se encontraba estabilizado y sin llama, dejando a los bomberos en taeras de enfriado y sellado del perímetro para evitar rebrotes. En total se han visto afectadas 67,88 hectáreas de terreno forestal, una superfície que podría haber sido mayor si no fuera porque los fuertes vientos, los mismos que ayudaron a propagar el fuego, acabaron empujando a las llamas hacia el terreno ya quemado, permitiendo a los bomberos asegurar el perímetro con rápidez.

La sequía y el viento, agravantes de los incendios

El estrés hídrico que arrastra la Comunidad Valenciana convierte en pleno invierno los montes y fincas abandonadas de nuestro entorno en gasolina pura. En febrero, y en condiciones propias de los meses de verano, el nivel de riesgo por incendios es tan alto como en la temporada estival, fruto de un 2013 de los más secos de los últimos 100 años, con un otoño sin lluvias y un invierno para el que tampoco se esperan lluvias copiosas. Si a esto se le une  la densidad de la masa forestal, que no se gestiona, y el hecho de que la vegetación está muy seca, se dan los factores perfectos para convertir los montes en un polvorín.

Del riesgo se ha pasado a la realidad esta misma semana, con los incendios decretados esta semanas en el parque natural de Sierra Calderona, que han arrasado casi 270 hectáreas, y que ha tenido una virulencia mayor y se ha expandido mucho más rápido al decretarse en zona de vegetación que estaba muy seca.

Y es que este otoño ha llovido un 80% menos de lo normal, y lo que se lleva de invierno está siendo muy similar, a lo que hay que sumar el fuerte viento de poniente -más continuado que lo que es habitual-, por lo que sumados los tres factores se aumenta mucho el riesgo de incendios.

Estos datos vienen avalados por la Agencia Estatal de Meteorología, ya que entre los meses de septiembre a enero se han recogido solo 42,2 l/m2 en el observatorio de Castellón, cuando lo habitual en este período serían 267,9 l/m2. En enero, el déficit de precipitación se sitúa en el -49%. En puntos del sur de la provincia todavía ha sido peor, ya que se recogieron menos de cinco litros por metro cuadrado.

Y aunque a veces son habituales los periodos de sequía en enero, lo que es poco frecuente es el periodo extremadamente seco en otoño e invierno tan prolongado.
Fuentes y Fotos: El Económico - El Periódico de Aquí - Mediterráneo de Castellón - Levante

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