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miércoles, 4 de julio de 2012

BALANCE DE UN TRÁGICO INCENDIO

Las cosechas de almendras y olivos, el turismo y los establecimientos de la zona los más afectados.

Con el incendio actualmente controlado y sin ningún foco de llama, aunque los bomberos trabajan sin descanso para refrescar la zona siniestrada y evitar que con la elevación de las temperaturas pueda reactivar el fuego, que no se dará oficialmente por extinguido hasta los próximos días, cabe hacer un "balance" de las consecuencias que nos puede generar esta catástrofe natural.
Y es que este incendio va a tener muchísimas más repercusiones económicas y pérdidas que las naturales y materiales, pues a los corrales, pinadas, campos de cultivo y las cosechas, se han de sumar los daños irreparables en la biodiversidad de la zona, dado que las altas temperaturas alcanzadas han causado una calcinación total de amplias zonas de monte utilizado por varias especies como zonas de hábitat y alimentación, lo que supondrá una pérdida total de presas en los próximos años.
También a nivel turístico se notará una gran caída en la afluencia de visitantes a las áreas afectadas, pues  esta zona era muy frecuentada por senderistas, cicloturístas y motoristas que venían atraídos por los atractivos del paisaje y entorno, los muchos senderos que surcaban nuestros montes, o por el trazado de sus carreteras, y que ahora su presencia en bares y alojamientos de los pueblos afectados por el incendio provocará una pronunciada caída de los benefícios de estos establecimientos, ya mermados por la crisis que estamos viviendo.

Y no olvidemos el deterioro que ha sufrido uno de los grandes centros de atracción de visitantes en el Alto Palancia como es el Santuario de la Cueva Santa, que al robo del relicario con la imagen sagrada hace poco más de un año, ahora ha visto como se ha perdido su entorno natural, un valor añadido al religioso, cultural e históric, pues el fuego se ha quedado a escasos metros del ermitorio, perdiéndose gran parte de la pinada que lo rodeaba. A ver si ahora se aprovecha para invertir algo en la recuperación de las instalaciones y el entorno, y se dignifica el lugar hasta el lugar que se merece.
El antes y el después de un paraje idílico












Puede ser que los políticos cumplan su palabra y nos hagan llegar las ayudas prometidas para la regeneración de la zona y paliar las pérdidas de cultivos, al tiempo que generará algo de empleo en estos tiempos tan escasos de trabajo, pero en el mejor de los casos los efectos de esta inyección, si posteriormente fructifican los planteles en la montaña calcinada (y no se lleva la primera tormenta toda la tierra y semillas por las barranqueras), tardarán varios lustros en "pintar" de verde nuestras lomas, cerros y montañas, y ¿quién sabe qué será de muchos negocios para entonces?.

Si las inversiones en limpiezas y cuidado de nuestros montes se realizaran para prevenir en lugar de para curar, otros gallo nos cantaría, pues el fuego no tendría tanto combustible para devorar y sería más fácil su control y extinción. Pero como los trabajos en la montaña no generan grandes fotos ni son visibles para una gran mayoría de ciudadanos -que viven en las grandes urbes del litoral- ¿para qué gastar ahí?

En fin, esperemos que la Madre Naturaleza esté algo por la labor y nos ayude con la rápida regeneración natural y un clima ideal para que los nuevos planteles llamados a sustituir los calcinados crezcan lo antes posible. Vamos, que los tan esperados "brotes verdes" lleguen también a nuestras montañas.

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