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martes, 18 de enero de 2011

LAS BIBLIAS ILUSTRES Y ANTIGUAS ESTÁN DE MODA

La Catedral de Valencia mostró por primera vez a la prensa la Biblia manuscrita utilizada por los papas de Aviñón de los siglos XIV y XV. Por otro lado, el Ayuntamiento de Valencia ha realizado una edición fac-simil de la Biblia Patriarca San Juan de Ribera. Y mientras tanto, la Biblia Valenciana continúa en Nueva York...

Se muestra en Valencia la Biblia de los Papas cismáticos

Los papas de Aviñón, que protagonizaron el cisma de Occidente y pusieron en jaque a la Iglesia católica en el siglo XIV, guardaban en su biblioteca una esplendorosa Biblia comentada por los exégetas dominicos Nicolás Gorrán y Hugo de Sancto Caro. Bellamente manuscrita por copistas franceses, suntuosamente iluminada y repleta de didácticas miniaturas policromadas, sus 22 volúmenes eran el lujo espiritual de los pontífices que ocuparon la sede papal francesa, desde Clemente VI hasta Benedicto XIII, el Papa Luna.

Este último antipapa, expulsado de Aviñón, se llevó la opulenta Biblia a su fortín de Peñíscola durante el exilio forzoso que allí vivió entre 1403 y 1423. Pero a la muerte de Benedicto XIII, la Biblia -como el antipapado aviñonés-, tenía los días contados. Los aprietos económicos de los antipapas (repudiados por Roma, Francia y la Corona de Aragón), obligó a Clemente VIII -sucesor del Papa Luna y último antipapa de Aviñón- a vender la majestuosa Biblia en la primera mitad del siglo XV. La catedral de Valencia fue el comprador de los 22 volúmenes. Y ahora, más de medio milenio después de su adquisición, la Seo la muestra por primera vez a los medios de comunicación -aunque ya habían participado en alguna exposición- tres tomos de este valioso códice.

La Biblia de los antipapas está siendo investigada desde hace seis meses por el técnico del archivo de la catedral de Valencia Juan Ignacio Pérez Giménez, que acaba de publicar un artículo sobre el códice en el último número de la Revista Catedral de Valencia. Como subrayó en la presentación  el director del Archivo de la Catedral, Vicent Pons (en la imagen, hojeando el ejemplar) algunas certezas se refuerzan y otros secretos quedan por descubrir.
   Certeza: "Actuaron como mecenas de la Biblia los dos papas cuyos escudos aparecen tanto en las primeras hojas como en los cantos de los volúmenes, Clemente VI e Inocencio VI, papas ya de la época del cisma y del papado en Aviñón", y tardó en copiarse "quince años, de 1345 a 1360". 
    Duda: no se sabe si fue copiada y ornamentada "en los círculos cercanos a Aviñón o en París".

Otra evidencia que recoge Pérez Giménez: aunque el Papa Luna vendió algunos ejemplares de su biblioteca, un inventario efectuado nada más fallecer Benedicto XIII constata que el Comentario a las Sagradas Escrituras -su nombre oficial- se hallaba todavía en la biblioteca pontifica a su muerte. Por tanto, la venta de la Biblia a la catedral, según la investigadora Teresa Laguna, se habría llevado a cabo entre 1427 y 1427 bajo el antipapado de Clemente VIII, cuando diminuyeron sus rentas y el rey Alfons el Magnànim cerró el grifo a los sublevados de Aviñón.

Investigación en marcha
La investigación actual de los 22 volúmenes se centra en el estudio de la descripción de miniaturas y la identificación de los escritores -sólo figura el nombre de un copista, Enric Guillot-. "Ahora debería hacerse un estudio del texto", añadió Pons, e investigar también, por ejemplo, "cuánto dinero pagó la Catedral de Valencia" para comprar los volúmenes.

Por la dimensión de los tomos, el número de volúmenes y el lujo de la edición, Vicent Pons cree que la Biblia de los antipapas sería poco utilizada en el día a día por los pontífices de Aviñón. Consultada, sin duda. Y apreciada, todavía más. Principalmente, por el texto -escrito en el siglo XIII por los dominicos que encabezaba Nicolás Gorrán. Y casi tanto o más por las imágenes policromadas que embellecen sus páginas. Los pigmentos utilizados se obtenían de restos de animales. Hay algunos volúmenes mutilados, pero el estado del conjunto -protegido por una encuadernación del XIX- es óptimo.

Expectación en Peñíscola

La exposición de tres de los 22 volúmenes de la esplendorosa Biblia comentada que fue propiedad de los Papas de Aviñón, ha sido recibida con entusiasmo en la localidad de Peñíscola, donde el Papa Luna pasó hasta su muerte sus últimos años en el período más convulso de la historia del Cristianismo.

El cronista de Peñíscola Juan Bautista Simó recibió con "alegría y satisfacción" estos documentos y celebró que precisamente quién los mostrara a la luz pública fuera Vicent Pons, "que precisamente trabajará en la traducción del bulario valenciano del Papa Luna". La Asociación de Amigos del Papa Luna, que agrupa los sentimientos de vecinos de Peñíscola, parroquia y amplios colectivos locales e investigadores dispersos ha contactado con archiveros y personal universitario que han accedido a traducir y difundir algunos de estos documentos atribuidos al caballero aragonés Pero de Luna.

Estos volúmenes no formaban parte de todos los libros de los que el pontífice se vio abocado a vender por la falta de recursos y el agobio permanente en el que vivía. A pesar de venir de una familia aragonesa de la alta sociedad de la época, "acabó en una penuria absoluta y pagó a sus sirvientes con libros de su biblioteca, algunos de los cuales se vendieron a Valencia". La Biblia fue vendida por su sucesor, Clemente VIII. Para Simó esta venta fue incluso una suerte y es en parte gracias a ella que hoy en día hay libros en la Catedral valenciana "ya que a su muerte un cardenal francés los expolió y acabaron en Toulousse y ahora están en la biblioteca nacional francesa".

El escritor y novelista Vicent Melià, miembro de la Asociación de Amigos del Papa Luna, cree que a estas apariciones ha contribuido el trabajo de gente como Ovidio Pérez de Cuéllar, que estuvo muchos años en el Vaticano investigando la figura del Papa Luna o el propio movimiento que se está llevando a cabo en Peñíscola por la AAPL y movimientos internos de la propia Iglesia. "La gente reivindica esta figura y por eso se están sacando estos documentos a la luz, un paso importante para que desde el Vaticano se reconozca la figura de Benedicto XIII", añadió.

El Ayuntamiento de Valencia publicó estas navidades el facsímil de la Biblia de San Juan de Ribera con anotaciones manuscritas del santo, que en 2011 hace 400 años que murió.

El Ayuntamiento de Valencia publicó estas navidades una edición facsímil de la Biblia publicada en 1540 en París con anotaciones manuscritas de San Juan de Ribera, una obra que se conserva en la biblioteca del Real Colegio Seminario del Corpus Christi de Valencia. La alcaldesa de la ciudad, Rita Barberá, que ha presidió la presentación de este facsímil, ha invitado a conocer a través de él la figura de San Juan de Ribera, al que considera un personaje "poco conocido" y que reivindica como "una figura clave de nuestra historia", al tiempo que recordó que en 2011 se celebra el 400 aniversario de la muerte del santo, ocurrida el 6 de enero de  1611.

"Con la publicación de este cuidado facsímil de la Biblia de San Juan de Ribera, los valencianos, los estudiosos y todos los interesados van a poder conocer mejor a este santo irrepetible de la Valencia del siglo XVI, que brilló por su sabiduría desde muy temprano", afirmó la primera edil.   Esta nueva edición, que se utilizó como regalo institucional de Navidad del Ayuntamiento de Valencia, es la quinta obra de un conjunto de ediciones facsímiles promovidas por el consistorio, que se inició con la publicación facsímil del manuscrito que Tomás Moro escribiera en su prisión de la Torre de Londres, muy poco antes de ser ajusticiado, bajo el título 'De Tristitia Christi', y cuyo original se conserva en la biblioteca del Colegio de El Patriarca, el Real Colegio Seminario del Corpus Christi.
 
El rector de dicha institución, Juan José Garrido, participó junto a Barberá y el primer teniente de alcalde y concejal de Publicaciones, Alfonso Grau, en la presentación de la obra. La responsable municipal comentó también que para ella era "una satisfacción presentar esta magnífica obra que reproduce un original único y espectacular, la Biblia más trabajada por el que fuera Arzobispo de Valencia, San Juan de Ribera". 

La obra está introducida por el estudio titulado 'Las Biblias de San Juan de Ribera', de Miguel Navarro Sorní, y reproduce la edición del texto y las anotaciones, editados por primera vez por Robert Etienne en París, en 1540. 

Cabe recordar la biografía y la personalidad de San Juan de Ribera, que desempeñó cargos de importancia en los ámbitos religioso, político, civil y judicial (fue a un tiempo arzobispo, patriarca, virrey, capitán general del Reino de Valencia, canciller de la Universidad e incluso presidente de la Audiencia). A él se deben, además, hitos como la reorganización de la Universitat de València que, bajo su mandato, adquirió tanta importancia como las de Salamanca o Alcalá de Henares, la creación de la Bolsa de los Pobres para el socorro de los más necesitados, la construcción de los Silos de Valencia (en Burjassot) y de los puentes del Real, de San José y del Mar, sobre el río Turia.

Entre tanto, la Biblia Valenciana de Bonifacio Ferrer, sigue en Nueva York

Mientras tanto, otras Biblias de ilustres valencianos continuan en manos de entidades extranjeras, como es el caso de la Biblia Valenciana escrita por el cartujo Fray Bonifacio Ferrer, que aunque tenga tanta vinculación a nuestra comarca (ejerció de Prior General de la Orden Cartuja en Valldecrist, y la tradición le atribuye la fábrica de la imagen de la Cueva Santa), mundialmente es conocido por ser el primer traductor de la biblia a una lengua romance, en concreto al valenciano.

La Biblia Valenciana es la primera Biblia impresa en lengua romance, entre 1477 y 1478, y es la tercera del mundo en una lengua moderna, por delante de la lengua francesa, de la inglesa y de la castellana entre otros (las primeras van ser el latín (1456), el alemán (1466) y el italiano (1471).

El origen de esta Biblia se ha atribuido tradicionalmente a  Fray Bonifacio Ferrer, aunque se baraja la posibilidad de que en realidad fuese una traducción hecha por Berenguer Vives. Por aquella época había diferentes traducciones manuales a lenguas vulgares de la Biblia (pues aunque el latín era la lengua oficial para el culto, muchos nobles y reyes preferían leerla en su lengua habitual). Los impresores valencianos (pues el Reino de Valencia  estaba entonces en la plenitud de su Siglo de Oro de la literatura en lengua valenciana, ya plenamente "standarizada"  gracias a la autoridad  de su pléyade de autores clásicos  que la respaldan y que confiesan en sus escritos "estic escrivint en vulgar lengua valenciana") decidieron imprimir una que tenía un converso denominado Llagostera, pero este era un texto lleno de arcaísmos que posiblemente fuera el que había realizado Bonifacio Ferrer, hermano de San Vicente Ferrer, de forma que optaron por otra del noble Berenguer Vives que fue corregida por Daniel Vives.
La nueva versión estuvo terminada el 1477 y empezó a imprimirse el febrero de 1477 y acabó el marzo del 1478. El valenciano se convirtió así en la cuarta lengua del mundo al tener una Biblia impresa. La Santa Inquisición, sin embargo, empezó casi enseguida su persecución, desde el 1482, y después de un largo proceso se consideró responsable de esta Biblia a Daniel Vives, que acabó encarcelado y vio como se ordenaba quemar todos los ejemplares.

El redescubrimiento de la Biblia Valenciana

El proceso de persecución fue tan grande que se llegó a dudar de la existencia de esta Biblia durante siglos. En el siglo XIX, no obstante se descubrió un Salterio incunable impreso en Barcelona que los editores habían extraído de la Biblia Valenciana. Se tenía noticias también del incunable desaparecido porque Juan Bautista Civera lo mencionaba en su crónica "Annales de la presente casa de Porta-Coeli" escrita en 1646. Según Civera, con gran sorpresa suya, cuando estaba escribiendo la historia de la cartuja de Porta-Coeli, en la que  ingresó tras la muerte de su esposa y de nueve de sus once hijos Bonifacio Ferrer, un clérigo de Valencia le había hecho llegar cuatro hojas de un ejemplar de la Biblia asegurándole que el autor de la traducción era Ferrer.
Este pasaje de la crónica de Civera se hizo celebre y el escritor de Xàtiva Jaume Villanueva, en su "Viaje Literario a las iglesias de España" (Madrid, 1806), todavía lo citaba a partir del libro imprimido. Mientras tanto, el mismo original de la crónica de Civera, con el paso del tiempo, también se había extraviado. Muchos estudiosos valencianos lamentaban esta pérdida, hasta que el manuscrito fue encontrado en una alquerií de Bellver de Cerdanya a finales del XIX. Este ejemplar de la crónica de Civera fue presentado en una exposición de "Lo Rat Penat" de 1908.
Fue entonces cuando, para sorpresa de todos, se dieron cuenta que Civera había intercalado entre las páginas 362 y 363 una de las hojas de la Biblia Valenciana. Los eruditos valencianos intentaron comprar el libro, pero el labriego recibió una oferta de 2.500 pesetas (de la época) de un anticuario de Barcelona que, obviamente, aceptó. En Berlín se interesaron por él y ofrecieron 12.500 marcos, pero finalmente fue a parar al "Hispanic Society" de Nueva York dónde se conserva todavía.
En todo caso, a raíz del estudio que hizo el erudito Konrad Haebler en 1909 quedó claro que se trataba de la última hoja del único ejemplar que se conserva de la que se conoce como la Biblia Valenciana.

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