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viernes, 14 de febrero de 2014

LA PRODUCCIÓN DE CORCHO SE REDUCE A LA MITAD EN ESPADÁN

La última productora de corcho de alcornoques del Alto Palancia extrae un volumen de 300.000 kilos frente a los 600.000 de hace medio siglo.
 
La producción de corcho natural en la Serra d'Espadà de Castelló ha descendido de 600.000 a 300.000 kilos anuales en los últimos 50 años, un descenso que los principales productores atribuyen a un abandono del paraje por parte de las administraciones públicas. 

Este supuesto abandono, denunciado también por ecologistas y asociaciones ciudadanas, se ha visto agravado por los efectos de los incendios forestales (también vinculados al abandono y la falta de prevención), el descenso de las nevadas en la zona debido al cambio climático y la presión de multinacionales para sustituir el tapón de corcho por la rosca en el embotellado de vino. 

Pese a ello, este último factor comienza a experimentar un giro de casi 180 grados, ya que los productores vinícolas vuelven a apostar por el tapón de corcho debido a sus propiedades únicas para el envejecimiento del vino. 

No en vano, las bodegas de mayor prestigio preservan el cierre con corcho al objeto de mejorar el proceso de fermentación y la evolución de los aromas, una progresión que da un toque característico y que marca la diferencia con respecto a los tapones de rosca metálicos. 

El valor añadido del corcho y sus propiedades térmicas y aislantes es uno de los principales baluartes que esgrime la empresa EspadánCorks, la única compañía que todavía produce corcho procedente de alcornoques de Espadà, ya que el resto de empresas corcheras afincadas en la provincia utilizan materia prima de otras zonas de España. La empresa es familiar y fue creada en Eslida por el bisabuelo del actual gerente a principios del siglo XX, un periodo en el que la masa de alcornoque se incrementó en Castelló gracias a la plantación en bancales anteriormente destinados a viñedos, que murieron a causa de la implacable plaga de la enfermedad conocida como filoxera. 


Con el fin de encontrar un modo de subsistencia alternativo a la vid, en diversas zonas de Espadà se plantaron alcornoques de bellotas seleccionadas de la finca de Montemayor en Segorbe (Serra Calderona), arrasada por el fuego en 1992 y ahora en un estado de degradación progresiva.  

Abandonado y sin ayudas
 
La provincia de Castelló posee alrededor de 6.000 hectáreas de bosque de alcornoque de alta calidad para la producción de corcho, la mayoría de ellas situadas en los parajes naturales de la Serra d'Espadà y la Serra Calderona.

Pese a ello, los trabajadores del corcho lamentan que en Espadà desde 2009 no hay líneas de ayudas para conservar los alcornocales. «Hay una competencia natural tremenda con los pinos y matorrales, y hay periodos secos muy largos. Se debería gestionar la competencia al alcornocal. De lo contrario sufrimos una pérdida de salud de los árboles y, por ejemplo, en 2011 hubo una muerte de cientos de alcornoques, especialmente en las zonas más térmicas como en Alfondeguilla. La mezcla de factores, los incendios, la falta de nieve y de gestión hacen que haya una carencia de materia orgánica en el subsuelo. Y eso es malo para el alcornoque». 

Tanto productores como colectivos ciudadanos del Alto Palancia advierten que las ayudas a las actividades agrícolas respetuosas con el medio ambiente y la inversión en el paraje natural son clave para frenar la despoblación del interior. 

Este es uno de los principales valores que aporta EspadánCorks, que mantiene la tradición familiar que comenzó hace más de un siglo y salvaguarda un modelo tradicional de extracción manual del corcho, así como el uso de mulas para su transporte desde puntos inaccesibles. 

La familia posee 2.000 hectáreas de bosque de alcornoque y 1.000 de ellas están certificadas bajo los requisitos de gestión responsable de bosques. Asimismo, para proteger los árboles, sólo se puede extraer corcho de un alcornoque cada 14 años, ya que posteriormente se debe dejar que repose para no perder su protección natural ante los incendios. Pese a las dificultades, la firma mantiene entre 10 y 20 empleos y produce 300.000 kilos anuales de corcho, de los cuales extrae 8 millones de tapones para botellas de vino y piezas para recubrimiento térmico de casas y espacios.

Entre otras, la empresa de Eslida suministra a bodegas de Requena, Alicante, Priorato, Ribera del Duero, Rioja, Castelló. Además, este año ha comenzado a exportar a Nueva Zelanda y Austria. Su objetivo, salvaguardar la tradición corchera para las futuras generaciones.
Fuente: Nacho Martín - Levante EMV

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